Would you smother me?

jueves, diciembre 03, 2009

Con un jadeo salvaje, volvió su boca contra la mía, con los
dedos clavados frenéticamente en la piel de mi cintura.
El ralamazo de ira desequilibró mi capacidad de autocontrol; su
respuesta extática, inesperada, me sobrepasó por completo. Si sólo
hubiera sido cuestión de orgullo habría sido capaz de resistirme,
pero la profunda vulnerabilidad de su repentina alegría rompió
mi determinación, me desarmó. Mi mente se desconectó de mi
cuerpo y le devolví el beso. Contra toda razón, mis labios se movieron
con los suyos de un modo, extraño, confuso, como jamás
se habían movido antes, porque tenía que ser cuidados con
Jacob y desde luego, él no lo estaba siendo conmigo.
Mis dedos se afianzaron en su pelo, pero ahora para acercalo
a mí.
Lo sentía por todas partes. La luz incisiva del sol había vuelto
mis párpados rojos, y el calor iba bien con el calor. había ardor
por doquier. No podía ver ni sentir nada que no fuera Jacob.
La pequeñísima parte de mi cerebro que conservaba la cordura
empezó a hacer preguntas.
Porqué no detenía aquello? Peor aún, por qué ni siquiera
encontraba en mí misma el deseo de deternelo? Qué significaba
el que no quisiera que Jacob parara? Por qué mis manos, que
colgaban de sus hombros, se deleitaban en los amplios y fuertes
que eran? Por qué no sentía sus manos lo bastante cerca a pesar
de que me aplstaban contra su cuerpo?
Las preguntas resultaban estúpidas, porque yo sabía la verdad
había estado mintiéndome a mí misma.
Jacob tenía razón. había tenido razón todo el tiempo, Era más
que un amigo para mí. Ëse era el motivo por el que me resultaba
tan difícil decirle adiós, porque estaba enamorada de él. También.
Le amaba mucho más de lo que debía, pero a pesar de todo, no lo
suficiente. Estaba enamorada, prto no tanto como para cambiar las
cosas, sólo suficiente para hacernos aún más daño. Para hacerle
mucho más daño del que ya le había hecho con anterioridad.
No me preocupé por nada más que no fuera su dolor. Yo me
merecía cualquier pena que esto me causara. Esperaba además
que fuera mucha. Esperaba sufrir de verdad.
En ese moemtno parecía como si nos hubiéramos convertido
en una sola persona. Su dolor diempre había sido y siempre
será el mío y también su alegría ahora era mi alegría. Y sentía
esa alegría, pero también que su felicidad era, de algún modo,
dolor. Casi tangible, quemaba mi piel como si fuera ácido, una
lenta tortura.


No hay comentarios: